viernes, 24 de diciembre de 2010

¡¡¡Feliz Navidad!!!

Image Dr. P. Tzenov                                                        

martes, 14 de diciembre de 2010

Yacimientos arqueológicos y los tejidos de seda.

 La aparición de seda en núcleos arqueológicos muy distantes de su ceca de procedencia, evidencian la fascinación que dicho tejido ejercía sobre las más diversas culturas y demuestra el conocimiento incipiente del material que tuvo su origen en una ruta de la seda pretérita. 
 Voy a mostrar algunos de los yacimientos donde han aparecido conservados tejidos de seda, reservándome para otro momento la arqueología china...

 Egipto XXI Dinastía, una momia del Valle de los reyes (1070 a 945 a. C.).
 Han sido encontrados unos filamentos de seda en los cabellos de una momia de esta época. 


 Cultura celta del Hallstatt (700-500 aC). Fortaleza Heuneburg, túmulo Hochmichele (Alemania). 
 Como todo oppida de este período, en los alrededores existían una serie de enterramientos, uno de ellos fue saqueado en tiempos antiguos, pero debajo existía otro aún intacto. Era un enterramiento doble con gran cantidad de ajuar, en el que apareció diverso tejido muy elaborado de seda, que no podría proceder si no de China, seguramente traido por los hititas. Esto demuestra la influencia oriental que en sus primeras etapas tuvo la cultura céltica.
 



 Los romanos y la seda.
 El comercio con el Imperio romano, confirmado por la moda romana que utilizaba seda, empezó desde el siglo I a. C. Si bien los romanos conocían la seda salvaje, cultivada en Cos, en un principio no hicieron la conexión con la seda que también se producía más al oeste, en el reino Sarikol de la Cordillera del Pamir. No existieron contactos comerciales directos entre los romanos y los chinos Han, debido a que los rivales partos y kusháns cuidaban celosamente su lucrativo rol como intermediarios comerciales.
 Resulta muy revelador el escrito de Plinio el viejo sobre el origen de la seda:

La larva [de la 'bombyx'] entonces se convierte en oruga, después de lo cual asume el estado en el cual es conocido como 'bombylis' y, luego, 'necydalus'; después de ello, en seis meses, se convierte en un gusano de seda. Estos insectos tejen redes similares a las de la araña, el material de las cuales es usado para producir las prendas más costosas y lujosas de las mujeres, conocidas como 'bombycina'. Panfila, una mujer de Cos, hija de Platea, fue la primera persona que descubrió el arte de desentrañar estas redes y tejer un tela a partir de allí; de hecho, ella no debe ser privada de la gloria de haber descubierto el arte de hacer vestidos que revelan los encantos de una mujer al mismo tiempo que la cubren.
Plinio el Viejo, Naturalis Historiæ, XI, 26

 El Senado romano emitió, en vano, varios edictos para prohibir el uso de seda por motivos económicos y morales: la importación de seda ocasionaba una enorme salida de oro y las vestimentas de seda eran consideradas decadentes e inmorales:
Puedo ver los vestidos de seda, si los materiales no ocultan el cuerpo ni siquiera la propia decencia, no se pueden llamar ropa ... Desdichadas bandadas de criadas trabajan para que las adúlteras puedan ser visibles a través de sus delgados vestidos, para que su marido no tenga mayor conocimiento que cualquier extranjero o forastero sobre el cuerpo de su mujer.
Séneca (c. 3 a. C.–65), Diálogos, vol. I

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los tintes del Dar al-Tiraz: La alquimia judía.

  Los judíos monopolizaban las industrias tintoreras en Al-Ándalus. Habían perfeccionado las recetas que eran transmitidas de padres a hijos, consolidando la fortuna de ciertos linajes de comerciantes que extendieron su influencia fuera de las fronteras del Califato. 
  La calidad del tintado se medía por la perdurabilidad del mismo, eso puede apreciarse en los fragmentos de tejido conservados de aquella época. Sabemos que las fórmulas eran exactas, adecuadas a la cantidad de seda a tintar. 
  El procedimiento era sencillo, se introducían las madejas de un determinado peso en grandes tinas llenas de tinte, junto con una sustancia mordiente (que ayudaba a la consolidación) alumbre, crémor tártaro, cenizas... Una vez sumergidas se escurrían y eran dispuestas en grandes tendederos de caña (o árboles) para que el sol y el viento las secasen.
  La materia prima de los tintes procedía casi exclusivamente de la Península, materia vegetal en su totalidad. Los colores utilizados eran:
- Azul. Isatis Tinctoria o Hierba Pastel.


- Rojo. Rubia Tinctorum o Coccus Ilicis (Quermes insecto hembra).



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- Rojo anaranjado. Carthamus Tinctorius o Henna (Alheña).




- Amarillo. Crocus Sativus, Reseda Luteola, Berberis Vulgaris y Curcuma Longa (Warsi).



- Negro/ Marrón. Juglans Nigra o Iris Pseudacorus.

  Los demás colores se producían por la mezcla de estos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Tres cuentos chinos (III).

 En el año 420, Xuanzang (玄奘), rey de Yutian, pidió la mano de una princesa china. Él la había visto una sola vez, dijo, pero desde entonces la había seguido viendo noche y día.
La princesa, Lu Shi (石魯) se llamaba, le fue concedida.
  Un embajador viajó a buscarla. Hubo intercambio de regalos y hubo interminables agasajos y ceremonias. En cierto momento, cuando pudo hablar a solas, el embajador contó a la princesa las angustias del marido que la esperaba. Desde siempre Yutian pagaba con jade la seda de China, pero ya poco jade quedaba en el reino.
  Lu Shi no dijo nada. Su cara de luna llena no se movió. Y se puso en marcha. La caravana que la acompañaba, miles de camellos, miles de tintineantes campanillas, atravesó el vasto desierto y llegó a la frontera en el paso de Yumenguan.
  Unos cuantos días llevó la inspección. Ni la princesa se salvó de ser registrada. Por fin, después de mucho andar, el cortejo nupcial llegó a su destino. Sin decir palabra, sin gesto alguno, había viajado Lu Shi.
  Ella mandó que todos se detuvieran en un monasterio. Allí fue bañada y perfumada. Al son de la música comió, y en silencio durmió.
  Cuando su hombre llegó, Lu Shi le entregó las semillas de morera que había traído escondidas en su cofre de medicinas. Después le presentó a tres doncellas de su servicio, que no eran doncellas ni eran de su servicio. Eran expertas en artes de sederías. Y después desprendió de su cabeza el gran tocado que la envolvía, hecho de hojas de canelo, y abrió para él su negra cabellera. Ahí estaban los huevos del gusano de la seda.
  Desde el punto de vista de China, Lu Shi fue una traidora a la patria donde nació.  Desde el punto de vista de Yutian, fue una heroína de la patria donde reinó. (Ex Eduardo Galeano).

Tres cuentos chinos (II).

 Según cuenta un fragmento de "En busca de lo sobrenatural: La constancia escrita" (Sou-Shen Chi) de Gan Bao (干宝) (315- 336), el jefe de una tribu se vio obligado a abandonar su aldea y a dejar a su única familia, su hija, al cuidado de su caballo. Poco después, la joven, que echaba de menos a su padre, afirmó en voz alta que se casaría con aquel que le trajera de vuelta a su progenitor. Al oír esto, el caballo galopó en busca del anciano y, una vez dio con él, lo condujo de nuevo hasta la muchacha, quien no reparó en la promesa que había hecho antes de la partida del animal.

 Su reacción sumió al caballo en la más profunda tristeza, que manifestaba relinchando y rechazando sistemáticamente la comida. Extrañado por lo que estaba ocurriendo, el padre hizo partícipe a su hija de su preocupación. Fue entonces cuando la chica le reveló el motivo de su pena. Tras la sorprendente confesión, el hombre decidió matar al caballo disparándole una flecha. Acto seguido, curtió el pellejo del animal y se marchó.

 Aliviada, la joven exclamó para sí que era éste un justo castigo por haber pretendido desposarse con una mujer siendo un caballo. Aún no había acabado de pronunciar la frase cuando la piel del equino cobró vida y se enrolló en su cuerpo, cubriéndolo totalmente. Una vecina que presenció los hechos salió en busca del padre de la joven para intentar liberarla de su cautiverio, pero cuando ambos regresaron la muchacha ya había desaparecido.

 Días más tarde, el pellejo y su amada llegaron a un inmenso árbol, donde se convirtieron en sendos gusanos de seda que se quedaron tejiendo entre las ramas y produciendo un extraño filamento: la seda. Poco después, la vecina de la chica los encontró, y decidió hacerse cargo de ellos. Desde entonces, el árbol en el que los había localizado pasó a llamarse el Árbol de la Morera o Árbol de la Muerta. (Ex Celia Roca).

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Tres cuentos chinos (I).


 Cuenta una vieja leyenda china, que el Emperador amarillo Huangdi (黃帝) estaba disgustado porque un insecto desconocido destruía los árboles de su palacio. Su esposa Hsi-Ling-Shih (希靈施) movida por la preocupación del Emperador, dedicó su tiempo a investigar en los jardines.

 Una mañana de primavera paseando por un bosquecillo de moreras, observó que unos minúsculos y rechonchos gusanos anidaban en las copas de los árboles. La apariencia inofensiva de los insectos despertó la ternura maternal de la Emperatriz que se compadeció de ellos, temerosa del fin que les tenía reservado su esposo.
 Decidida y confiada en sus artes de mujer, convenció a Huangdi para que decretara la prohibición de entrada a los cortesanos al vergel palaciego. Así pudo dedicar largas horas a la contemplación de la labor de sus gusanitos que, agradecidos por el gesto de Hsi-Ling-Shih, no repararon en descubrir todas sus artes. Gracias a ello, conoció cómo se alimentaban sin descanso y que llegado un momento, dejaban su frenesí, para vestirse de brillante capullo.
 Una tarde, próximo ya el verano, la emperatriz estaba tomando té bajo un gran moral, cuando un pequeño capullo cayó sobre su taza humeante, ésta llamó a los sirvientes para que le trajeran unos palillos para poder cogerlo sin quemarse. Pero cuál fue su sorpresa, que al tirar con los palillos, como ovillo de lana, el capullo comenzó a devanarse, dejando extraer con facilidad un resistente filamento que Hsi-Ling-Shih se entretuvo en liar formando una gran madeja. Rápidamente ordenó que las mejores bordadoras de su reino confeccionaran una bufanda con el nuevo hilo. 
 Complacida por el resultado, se presentó ante el Emperador, a quien obsequió con la reluciente bufanda. Huangdi asombrado por la calidad del presente, preguntó a su esposa sobre el origen de dicho material, ella no tuvo otra opción que relatar toda su historia.
 Desde ese día el Emperador amarillo declaró la Sericicultura como arte mayor y prohibió la difusión de su secreto fuera de los límites de su reino. El pueblo chino venera hoy a Hsi-Ling-Shih como Diosa de los gusanos de Seda.


 (Adaptación personal de la Leyenda transcrita por Confucio).

domingo, 28 de noviembre de 2010

Núcleos sederos de Al-Ándalus, ¿El moral o la morera?.

 Fueron estas las latitudes utilizadas para la cría del gusano, porque los sistemas montañosos de Sierra Morena, Sierra Mágina, Sierras Subbéticas y Sierra Nevada protegen amplios valles favoreciendo un clima templado mucho más apto para la cría del moral.
 Hay autores (López de Coca) que creen que durante gran parte de la dominación árabe sólo se cultivaron amplios campos de morales (Morus Nigra) y que no se conoció el cultivo de la morera (Morus Alba) hasta la caida del reino nazarí de Granada. Pero García Gómez daba fe, que en los escritos árabes de la época, se hablaba del Tut al harir (morera) como productor de hoja para la industria serícola. La explicación del uso masivo del moral puede encontrarse en su resistencia a las heladas, muy habituales en dichas latitudes. Más adelante publicaré un artículo dedicado al trabajo del ingeniero Joaquín Rodríguez Navarro perteneciente al equipo de investigación de fruticultura del Instituto Murciano de Investigaciones Agrarias y Alimentarias (IMIDA), que ha identificado más de 46 moráceas, de las cuales 23 son autóctonas de la región.