miércoles, 24 de noviembre de 2010

Al-Ándalus, origen de la Sericicultura en la Península (II).


 Abd Ar-Rahman ibn Mu'awiya ibn Hisham ibn Abd al-Malik, pisaba tierra tras un largo periplo que lo había traído de su Siria natal hasta la Península Ibérica, llamada ahora Al-Ándalus. Delante suya, una tierra extraña...Y en la memoria...Sólo sangre. -Señor, confíe en la profecía- dijo su sirviente Badr mientras ayudaba a descender al futuro Abderramán I.
 La profecía dada por su tío abuelo, Malasma, se cumpliría. Abderramán devolvería la fortuna a su linaje y los Omeyas harían de Al-Ándalus uno de los pueblos más floreciente del medievo europeo. 
 En el incipiente Emirato y posterior Califato, se darían las condiciones para el desarrollo de las artes suntuarias y, cómo no, la seda sería una materia muy apreciada en las manos de la refinada sociedad andalusí. 
 El Duz al-qazz (Bombyx Mori) fue traido por tribus sirias provenientes de la inmigración de Balg (para responder a la sublevación bereber de Zaragoza) asentadas en la Bética. Es interesante tener presente el paradero de dichos pueblos, ya que nos dirán mucho sobre los futuros focos sederos históricos en la Península.

-Los sirios de Gund (circunscripción militar) de Damasco se instalaron en Elvira, en la Vega de Granada.

-Los del Gund de Qinnasrin (Siria del norte) en Gaiyan (Jaén).

-Los de la región de Homs en Niebla (Huelva), en el Aljarafe y en Sevilla.


 A ellos debemos la introducción de la Sericicultura en nuestro país. Grandes serán las muestras artísticas producidas en los talleres (Tiráz), que las harán rivalizar con los mejores tejidos de Bagdad (nueva capital abasida) y Egipto. Pero esto merece un capítulo a parte...